30.9.10

Solipsismo

Mi mundo cabe en una cáscara de nuez. Aprieta tanto que el corazón no cabe. Los reflejos me dan miedo, me deslumbran con efímeras mentiras y tajante realidad. Las vibraciones me perturban. Porque la coraza está rota y se desangra. Está rota porque se ha quebrado con los cambios de temperatura. Porque estaba mal diseñada y creía ser biplaza. Se desangra para poder tener una perspectiva desde fuera de si misma. Porque soy la sangre y me abandono. Porque necesito un nuevo molde que no se haya visto romper y destruir por un maldito coxis. Y me bastará con un cartón de la calle si consigo evitar las goteras. O no desprenderme en una apariencia y perder mi personalidad, para solo fluir. Por no volver a reconocerme. Porque no tengo nada que ver con lo que desde fuera se ve. Por eso me vengo a fusionar con el vapor, el sudor y la corriente de un riachuelo. Desembocar en un lago pequeño y quién sabe si tan turbulento como para saltar al interior de una burbuja. Trasparente, limpio y puro: solo en esencia.

El caer de una gota de lluvia o una lagrima me evocan exactamente lo mismo. Ahora nada me dice nada si no me dice nada de ti.

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