26.9.12

¿Menos da una piedra?

En lugar de la perspectiva de otro ante él, que bien podía haber tenido más o menos plantas de altura, tuvo la suerte de haber sido levantado frente a una calle perpendicular a la suya. Y aunque fuera un elemento, a ojos humanos bastante fijo, su escala de percepción temporal abarcaba años tal si fueran semanas. Y esta visión perpendicular, opuesta a la mayoría de los bloques de la zona, hacía que a sus balcones entraran corrientes directamente de la montaña. 

En plena urbe, estaba junto a fábricas, comercios y sobretodo otros refugios cuyo objetivo existencial eran sinónimos al suyo. Solo sinónimos porque en los matices que hubieran resultado de un psicoanálisis profundo, las variables que le definían no dejaban de ser únicas. Quizá tan únicas como indefinibles.

Resulta entonces que para crear un texto en el que justificase su existencia ante sus creadores, no fuera suficiente con un intérprete. Su lenguaje no entendía de conceptos y tampoco era transmisible. En cualquier caso, su existencia podría ser experimentable. Pero solo en un sitio, en un momento, siendo ello o imaginando ser ello como no podría concebir un ser que no careciese de los prejuicios de lo que llaman vivir. Pues es, la vida, al fin y al cabo, al menos eso resulta del experimento mental, un simple prejuicio que separa moléculas según funciones y tipos. Al fin y al cabo, la existencia no requiere de la vida.

A día de hoy, pocos han intuido la unión natural con lo no-vivo. Incluso en la ficción relacionamos lo no-vivo con elementos humanizados; zombies, vampiros, casas y cosas que hablan... además de encarnar al "mal" desde su oscura, solo por el vivo desconocimiento, existencia. Me pregunto para qué querría hablar un elemento cuya separación de los demás es tan aleatoria como puntos de vista pueda haber.


24.9.12

Oda a lo indefinido

Como cada día, hoy también pienso en el mañana. La mayor parte del trabajo se basa en eliminar posibilidades. Salir a la calle creyendo que te va a atropellar un autobús suele bastar para que no suceda. Es una teoría en continua fase de prueba, pero de momento me funciona. La imaginación es un buen aliado contra el miedo. O simplemente tener una visión pesimista y bizarra de las cosas. Considero una ventaja que mi umbral del pánico llegue a cotas la mayoría de veces surrealistas. Puede que sea por el cine que veo. Poco sorprende de los asuntos humanos cuando ya nos hemos mostrado y escondido unos a otros tantas veces desde el principio. 


Está claro que es necesario un proceso. Estamos rodeados por todos los elementos que constituirán el futuro. Incluso los desconocidos ocupan su lugar. Cuestión de saber ver. Los momentos de intuición me resultan más clarificadores que cualquier confesión. Mi disposición mental hacia algo que intuyo no suele variar excesivamente en el momento en que se convierte en un concepto con nombre y apellidos. Cambia todo a lo que pones nombre y se transforma en parte de ti en el momento en que decidiste catalogarlo.

Ninguna idea por la que no te dejes atrapar tiene por qué tener más valor que las demás. Las ideas poderosas se tallan y empuñan, luego crecen y se reproducen, y después pierden fuerza. Sin este ciclo eterno, desde la conciencia solo pueden verse las ideas como un recipiente de tranquilidad o un refugio de piedras al que llaman ideología. Otro concepto, otro problema. Al menos si te lo tomas en serio, pasa siempre. 

De la nada a cualquiera… conceptos indefinidos.

11.9.12

la ilusión de una conciencia eterna

Más me mueve la nada y los vacíos que ésta va dejando, que cualquier concepto concreto o ente tangible que pueda afectar al resto. En un sueño reciente me encontraba en la última planta de un rascacielos a punto de ser demolido. Acomodado en un sofá miraba a través del balcón. Veía el edificio más cercano aproximarse y agrandarse como a cámara lenta. Conmovido, acompañaba con simpatía en su declive al resto de elementos de la construcción. Habría sabido que iban a quedar destrozados si siquiera hubiera pensado en ello. Pero al estar convencido de mi supervivencia ni siquiera aparecieron ruinas al finalizar el derribo. De hecho no recuerdo que el sueño incluyera una conclusión clara para ese acto, posiblemente no exista. Lo próximo era la adquisión por mi parte de una nueva construcción. Aparecía sin esfuerzo y a lo lejos. Supongo que podría haber llegado volando si hubiera necesitado de algún tipo de esfuerzo para situarme allí. A continuación, un retorno a la situación en la que caía todo a mi alrededor que no puedo separar claramente en tiempo o espacio de la primera que recordaba. Solo tengo claro que en el momento en que empezaba a intuir que iba a producirse la detonación, aquel edificio me parecía el más grande en el que hubiera estado hasta el momento.