Está claro que es necesario un
proceso. Estamos rodeados por todos los elementos que constituirán el futuro. Incluso
los desconocidos ocupan su lugar. Cuestión de saber ver. Los momentos de
intuición me resultan más clarificadores que cualquier confesión. Mi
disposición mental hacia algo que intuyo no suele variar excesivamente en el
momento en que se convierte en un concepto con nombre y apellidos. Cambia todo
a lo que pones nombre y se transforma en parte de ti en el momento en que
decidiste catalogarlo.
Ninguna idea por la que no te dejes
atrapar tiene por qué tener más valor que las demás. Las ideas poderosas se
tallan y empuñan, luego crecen y se reproducen, y después pierden fuerza. Sin este
ciclo eterno, desde la conciencia solo pueden verse las ideas como un
recipiente de tranquilidad o un refugio de piedras al que llaman ideología. Otro
concepto, otro problema. Al menos si te lo tomas en serio, pasa siempre.
De la nada a cualquiera… conceptos indefinidos.
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