Más me mueve la nada y los vacíos que ésta va dejando, que cualquier concepto concreto o ente tangible que pueda afectar al resto. En un sueño reciente me encontraba en la última planta de un rascacielos a punto de ser demolido. Acomodado en un sofá miraba a través del balcón. Veía el edificio más cercano aproximarse y agrandarse como a cámara lenta. Conmovido, acompañaba con simpatía en su declive al resto de elementos de la construcción. Habría sabido que iban a quedar destrozados si siquiera hubiera pensado en ello. Pero al estar convencido de mi supervivencia ni siquiera aparecieron ruinas al finalizar el derribo. De hecho no recuerdo que el sueño incluyera una conclusión clara para ese acto, posiblemente no exista. Lo próximo era la adquisión por mi parte de una nueva construcción. Aparecía sin esfuerzo y a lo lejos. Supongo que podría haber llegado volando si hubiera necesitado de algún tipo de esfuerzo para situarme allí. A continuación, un retorno a la situación en la que caía todo a mi alrededor que no puedo separar claramente en tiempo o espacio de la primera que recordaba. Solo tengo claro que en el momento en que empezaba a intuir que iba a producirse la detonación, aquel edificio me parecía el más grande en el que hubiera estado hasta el momento.
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